Revisando en 2012-2013 declaraciones de la entonces Secretaria General de Agricultura y Alimentación, Dª Isabel García Tejerina (hoy Ministra de Agricultura) y del entonces Ministro D. Miguel Arias Cañete, observamos la reiterada importancia que dan a las siguientes prioridades para el futuro del sector agroalimentario español, así como para la Conservación del Medio Ambiente y el Desarrollo Rural, a saber:
- La producción de alimentos: ante la creciente demanda mundial.
- Satisfacer las necesidades de los consumidores; aumentando la calidad de los alimentos y creando nuevos productos alimenticios. Incrementar la seguridad alimentaria y los servicios de trazabilidad, alerta y gestión de riesgos del sistema agroalimentario para la mejora de la salud.
- La conservación de la capacidad productiva de nuestros recursos naturales, mediante procesos productivos que mejoren y protejan el uso de éstos. Y que ayuden a mitigar y adaptarnos al cambio climático.
- La balanza de pagos. Interesa que se desarrollen actividades con una clara vocación exportadora.
- Articulación y optimización inteligente de la cadena agroindustrial para generar y repartir mejor el valor añadido, mediante el aumento de la participación de los productores sobre el PVP.
- Uso de la tecnología y la bioeconomía para la utilización eficiente de los flujos de recursos biológicos y residuos renovables, para transformarlos en productos de mayor valor añadido, integrando la agricultura, selvicultura, alimentación y biotecnología: Sistemas agrosilvopastorales.
- Fomentar la I+D+i para producir de forma más eficiente y sostenible y ser más competitivos en los Mercados nacionales e internacionales. Para ello, es necesario innovar en nuevos productos, procesos y servicios, en nuevas formas de negocio y en fórmulas más avanzadas de organización y gestión.
- Diversificación de actividades dentro del mundo rural para crear riqueza y empleo.
Hay que decir que, si bien estos puntos están de acuerdo con las líneas generales marcadas desde Bruselas para la PAC aprobada por toda la UE. Los acuerdos alcanzados en Europa dan mucha mayor prioridad a la conservación del Medio Ambiente que a la propia producción agroalimentaria, menospreciando el problema de la seguridad alimentaria a nivel mundial. Sin embargo, el Gobierno de España, parece que sí que contempla con más preocupación este problema, al menos a nivel de sus manifestaciones públicas. Sin embargo, por los acuerdos que se han ido alcanzando a lo largo de 2013, llama la atención que, los criterios que se están barajando para el cobro de ayudas por superficies de pastos a partir de 2015, sólo benefician a aquellos ganaderos que mantuvieron REGAS de ovino o vacuno en 2013. Lo cual acarrearía una pérdida de superficies susceptibles de recibir subvenciones, pero también la pérdida de un valor humano que ya no ejerce su actividad (por ejemplo, cerca de un 40% de las explotaciones de ovino se quedarían fuera del proceso), y por tanto, el consecuente peligro de perder las buenas condiciones agrarias y medioambientales de estas superficies, con repercusiones contrarias a las prioridades manifestadas desde ese Ministerio. A saber:
1.- En cuanto a la Producción de alimentos: Si se impone el criterio de las grandes Asociaciones de ganaderos -que pretenden sacar del reparto de ayudas a todas aquellas superficies de pastos que no tenían un REGA de ovino o vacuno en 2013- esas superficies se abandonarán y dejarán de producir alimentos y dejarían de mantener en buenas condiciones agrarias y medioambientales, además de no mostrar ningún apoyo a la incorporación de jóvenes agricultores que no han tenido la opción de optar a una ayuda de primera instalación de joven agricultor o de todo aquel profesional de la agricultura/ganadería que ha iniciado la actividad sin ningún apoyo de la Administración.
2.- En cuanto a la Diversificación de la producción, preferentemente mediante la producción de alimentos de calidad: De llegar a quedar sólo aquellos ganaderos que tenían un REGA de ovino o vacuno en 2013, no se producirá nada más que carne de ovino y vacuno. Carnes claramente excedentarias a nivel mundial y cuyas ganaderías, al menos en la España seca, no son competitivas para nada en ningún mercado y, mucho menos, sin ayudas económicas, además de ser uno de los sectores agrarios de mayor abandono y más desestructurados en las últimas décadas.
3.- En cuanto a la Conservación de la capacidad productiva de nuestros recursos naturales: Si esas superficies de pastos se quedan sin ayudas, se abandonarán y perderán su capacidad productiva, fomentando el abandono de la actividad, en sentido contrario los objetivos perseguidos por el MAGRAMA.
Por otra parte, para la Oficina Nacional de la Caza, mantener el sistema actual agropecuario, supondría perpetuar sistemas productivos agresivos para las poblaciones de las especies cinegéticas (perdices, conejos, etc..) y silvestres, por lo que sería necesario establecer medidas obligatorias para que, agricultores y ganaderos optimizaran sus procesos productivos a favor de la Conservación de la Naturaleza, lo cual conllevaría un lucro cesante que pedirían ser compensado.
Por el contrario, hay unas ganaderías que pueden aprovechar estos pastos, produciendo carnes diferentes a las del vacuno, ovino, porcino, pollos y gallinas que responden mucho mejor a las prioridades expuestas por ese Ministerio y por las Directrices de la Unión Europea:
- son carnes de muchísima calidad nutricional y más beneficiosas para la salud.
- se pueden producir mediante explotaciones mucho más respetuosas con el Medio Ambiente y la Biodiversidad,
- disfrutan de un gran valor añadido,
- están muy lejos de ser excedentarias
- tienen una clara vocación exportadora.
Se trata de la cría de especies cinegéticas: ciervo, gamo, muflón, corzo y jabalí fundamentalmente. Si éstas fueran consideradas como especies ganaderas, aportarían muchos beneficios tanto para el futuro del sector cinegético como para el Desarrollo Rural y la Conservación de la Naturaleza, con el consiguiente beneficio para la Sociedad en general. Ya que la actividad cinegéticas se contemplaría desde una nueva visión. Tenemos que tener presente que una de las principales preocupaciones de la PAC para este nuevo periodo son las prácticas beneficiosas con el clima y el medio ambiente entre las que destaca el mantenimiento adecuado de los pastos permanentes, y sin duda alguna, es en las fincas de caza mayor donde ser prioriza, ante todo, una carga ganadera óptima que permita ese mantenimiento adecuado.
Al mismo tiempo supondría una nueva oportunidad de futuro para muchos ganaderos tradicionales de ovino, caprino o vacuno, que actualmente no son competitivos, que podrían optar a un cambio de orientación productiva más sostenible tanto ecológica como económicamente. Así como una nueva actividad atractiva para la incorporación de jóvenes agricultores.
Además, gracias a todo ello, una vez establecidas este tipo de ganaderías -si se han articulado las normas adecuadas para que los propios productores puedan vender directamente la carne a los consumidores- no necesitarán más ayudas económicas y podrán seguir con su actividad más allá de 2020, sin necesidad de subsidios públicos, siendo competitivos a nivel internacional. Posibilitando la conservación y mejora del Medio Ambiente y la Biodiversidad de los espacios que ocupan, con los únicos recursos generados por su actividad. Igualmente, también ayudarían indirectamente a mejorar las poblaciones de caza menor, disminuir los daños a la agricultura y los accidentes de tráfico, así como facilitar el control sanitario de enfermedades.
Tan sólo reconociendo estas especies como ganaderas -equiparables a las de vacuno, ovino y porcino con sus UGM y UTA´s equivalentes- para el aprovechamiento de pastos, se podrían contemplar los siguientes supuestos:
1.- En el supuesto de mantenerse las exigencias de las grandes Asociaciones de ganaderos, aquellos titulares que tenían Pago Único y REGA de vacuno u ovino en 2013, ahora tendrían la oportunidad de cambiar sus cabañas a estas alternativas. En este caso habríamos abierto la posibilidad de diversificar la producción de carne con explotaciones más sostenibles, tanto económica como ecológicamente, que mejorarían la balanza de pagos. Pero, España habría perdido las superficies de pastos que en 2013 no tenían un REGA de vacuno u ovino, ya que se abandonarían y perderían su capacidad productiva, así como puestos de trabajo y población en el medio rural.
2.- En el supuesto de que se exigiera la necesidad de haber tenido Pago Único y REGA de alguna especie cinegética en 2013, prácticamente estaríamos en el mismo caso (aunque se perderían unas pocas menos hectáreas) Y se conservarían aquellas explotaciones pioneras que, con visión de futuro, cambiaron su producción a esta nueva ganadería alternativa.
3.- En el supuesto de que se exigiera haber tenido Pago Único y coto reconocido como Explotación Industrial[i] en 2013, estaríamos en el mismo caso. Aunque la pérdida de hectáreas sería menor y la posibilidad de crecimiento de este nuevo subsector sería mayor dado que este tipo de explotaciones se han dedicado, de forma profesional, a la producción de ungulados silvestres. De esta forma, el abastecimiento de reproductores para las nuevas granjas, sería mucho más factible al igual que la transmisión de conocimientos y tecnología.
4.- En el supuesto de que sólo fuese necesario haber tenido Pago Único y coto de caza mayor en 2013, estaríamos en el misma situación. Aunque la pérdida de hectáreas sería la mínima y la posibilidad de crecimiento de este nuevo subsector sería mucho mayor. Dado que la mayor parte de los animales se encuentran en cotos de caza mayor, el abastecimiento de reproductores para las nuevas granjas sería mucho más factible.
5.- Finalmente, en el supuesto de aceptar todas las superficies de pastos, de titulares que las tuvieran incluidas en el Pago Único de 2013 y que estuvieran en zonas de RED NATURA 2000 o zonas desfavorecidas, se seguiría sin aumentar la superficie, pero sería la opción más justa y de mayor interés social y medioambiental.
[i] En 1996, la Ley 2/1993 de Caza de Castilla-La Mancha (artículos 63 y 64) y su Reglamento (Decreto 141/1996, artículo 102) introdujo la figura de Explotaciones Industriales, las cuales engloban a granjas cinegéticas y cotos de caza en los que se simultanea la producción de animales vivos (en una parte del coto sujeta a los condicionantes de una granja) y la caza en el resto del coto, ordenada por el Plan Técnico de Caza. A nuestro juicio éste es el modelo a seguir en aquellos cotos en los que se venía simultaneando la caza con la ganadería tradicional. Si bien, el término utilizado debería ser sustituido por el de Explotación Cinegética. Y se debería promover una legislación adecuada para el desarrollo de este tipo de explotaciones. Sin embargo, los borradores de la nueva Ley de Caza de Castilla-La Mancha, apuntan a todo lo contrario, simplificando todo y metiendo a todos los acotados en el mismo saco, lo cual no ayudaría en nada a la profesionalización del sector.
En todos los supuestos, la condición de haber cobrado Pago Único en 2013, garantiza que no se aumentarían los 22,4 millones de hectáreas. Sin embargo, consideramos que sería de Justicia Social y muy interesante para el desarrollo rural y la conservación del Medio Ambiente, que se aceptaran todas aquellas superficies de pastos que, no habiendo recibido ayudas en 2013, estén en RED NATURA 2000 o Zonas Desfavorecidas.
Sin embargo, dado que la legislación contempla a esta especie exclusivamente como cinegética, el desarrollo de este tipo de ganadería alternativa está francamente limitado.
Además, considerando a estos ungulados silvestres (ciervos, gamos, corzos, muflones y jabalíes, fundamentalmente) como posibles especies ganaderas[i], equiparables al vacuno, ovino y porcino, se abriría la posibilidad –a través de líneas de ayudas del Segundo Pilar de la PAC- para que muchos ganaderos tradicionales, que actualmente tienen problemas para mantener sus explotaciones en producción, pudieran transformar sus explotaciones para la cría y manejo de estas especies que, alimentadas bajo el estándar ecológico y sacrificadas adecuadamente, dan las carnes de la más alta calidad nutricional, en nada comparables con las provenientes de monterías. Y que, gracias al gran valor añadido de algunos de sus animales, para su aprovechamiento cinegético (liberados en cotos de caza tradicionales), pronto se convertirían en explotaciones mucho más rentables que las actuales, y ecológicamente más sostenibles que las tradicionales, debido a que, con menores cargas ganaderas, se pueden conseguir mejores resultados económicos.
De esta forma, los ganaderos tendrían el apoyo financiero hasta 2020 para adaptar sus explotaciones a los nuevos manejos. Sin que para España ello supusiera un desembolso extra de dinero, ni una dilución del montante global del Pago Básico entre nuevas superficies. De esta forma, también se promocionaría el acceso a ayudas a mejoras de explotaciones, creación de pequeños mataderos y pequeñas salas de despiece en las explotaciones[ii], marcas de calidad diferenciada [iii], organizaciones de productores, etc… para el desarrollo integral de un nuevo subsector ganadero que cumpla con los estándares de seguridad alimentaria, trasparencia de mercados, producciones ecológicas y una mayor participación de los productores en el precio final de sus carnes. Además, una vez puesto en marcha, no requeriría de ninguna ayuda pública.
[i] Con sus peculiaridades propias. Por ejemplo, por cuestiones de estrés no se pueden llevar a matadero.
Todo por hacer y con un grandísimo potencial para España que se convertiría con facilidad en el mayor productor de la UE y muchos ganaderos encontrarían una actividad rentable y sostenible más allá del 2020. Téngase en cuenta que en España el consumo de este tipo de carnes es nulo y que tan sólo Alemania consume el 90% de todo lo producido en Europa y en Nueva Zelanda.
Mientras que en España, entre 2009 y 2013 hemos perdido más del 30% de la cabaña de ovino y casi el 40% de los ganaderos se ha retirado[i] en el Reino Unido, como ya hemos dicho, el consumo de esta carne ha crecido a un 20% anual en los últimos 10 años.
Con estas medidas, se conseguiría formar un mercado estable y de reconocido valor para las carnes de caza, aumentándose enormemente la producción de piezas de caza, por lo que, se podría abaratar enormemente el valor cinegético de estas piezas en favor de su aprovechamiento cárnico, por lo que los propios cazadores tendrían mucha más oferta y a mucho menor precio. Como ya ocurre a nivel internacional en otros países que, están acaparando el turismo cinegético con una oferta de calidad a unos precios tremendamente competitivos, como por ejemplo en Sudáfrica.
Hay que dejar claro que, en las granjas no se caza pero, criados en adecuadas condiciones, se puede preservar la bravura de los machos que presenten un alto potencial para el desarrollo de trofeos de interés cinegético. Los cuales, una vez demostrado este potencial, podrían ser trasladados y soltados en espacios naturales acotados vallados -de gran valor medioambiental- para su posterior caza en condiciones compatibles con los principios morales trasmitidos por nuestra larga tradición cinegética. De esta manera, los ungulados silvestres, se podrían desarrollar adecuadamente en granjas y en acotados vallados (privados o públicos), posibilitando la reducción de estos ungulados silvestres a poblaciones mínimas en los terrenos dedicados a producciones agrícolas o ganaderas tradicionales, con lo que las especies de caza menor podrían prosperar en mejores condiciones, al tiempo que se disminuirían los daños a la agricultura y los accidentes de caza. Posibilitando también el control de enfermedades.
Por todo lo dicho, vamos a proponer, este tipo de explotaciones como un sistema agrosilvopastoral sostenible, convencidos de que son las explotaciones productivas más respetuosas con el Patrimonio Natural y con la Biodiversidad de todo el sector primario. Y un sin fin de ventajas, para el conjunto de la sociedad.
Dicho todo esto, no podemos dejar de llamar la atención sobre un hecho de gravísima importancia. Probablemente una de las mayores preocupaciones de la Unión Europea es el abandono rural por la pérdida de rentas. Ello supondría que muchos propietarios rurales estarían dispuestos a vender sus tierras al mejor postor, abriendo la posibilidad, en el futuro, de que países extracomunitarios con hambre de tierras pudieran comprarlas en el seno de la Unión Europea. Probablemente ésta preocupación más que cualquier otra haya motivado el deseo de Bruselas de que los pagos de la PAC por unidad de superficie acaben convergiendo en una misma cantidad en todo el territorio Europeo. Sin embargo, en España, esta medida ha sido desestimada totalmente con la adopción de la regionalización en base a los cobros recibidos en lugar a su ubicación territorial. Con esta medida, los beneficiarios que venían cobrando más se aseguran seguir cobrando más, mientras que los que menos cobraban van a seguir cobrando muy poco.
Llama mucho la atención comprobar que entre los que más cobran, se encuentran actividades que ya son rentables por sí mismas, mientras que entre los que cobran menos, las ayudas son absolutamente imprescindibles para poder sobrevivir y seguir manteniendo la actividad.
Con nuestra propuesta, tan sólo sería necesaria una ayuda anual de 120 €/ha, para mantener, ocupados a 2,5 puestos de trabajo por cada 1.000 ha. Puestos de trabajo que viven en la misma explotación. Siendo posible destinar un alto porcentaje de los ingresos provenientes de la actividad, a la mejora del medio natural. Mientras que en el caso de otras ganaderías, cobrando mucha mayor cantidad por hectárea, los costes económicos y medioambientales las convierten en actividades mucho menos sostenibles a todos los niveles y no diversifican en nada la producción de alimentos de la UE ni crean valor añadido.
ESTE ESCRITO ELABORADO POR AecUs, FUE SUSCRITO EN DICIEMBRE 2013 POR:
APROCA-ESPAÑA, APROCA-Comunidad Valenciana y AVA-ASAJA.
Cualquier otra asociación, titular cinegético o ganadero, que desee apoyar esta iniciativa sólo tiene que hacérnoslo saber por escrito. Seguiremos insistiendo a las Administraciones Públicas para que reconsideren el reconocimiento de estas especies como también ganaderas, a efectos de aprovechamiento de pastos y su inclusión en el sistema de pagos directos del Pilar I de la PAC, así como la necesidad de desarrollar líneas de ayuda específicas dentro del Pilar II para la modernización de las explotaciones con vistas a gestionar este tipo de especies y, sobretodo, para facilitar el faenado y la venta directa de la carne desde la propia explotación.